Saltando la cuerda

Pocas cosas mas difícil en la vida, que morirte por que ya llegue la hora de comer en la oficina. Uta! En días como hoy, donde ni tiempo me dio de desayunar y las barritas de granola de por si acaso, estaban agotadas (pero nótese que la caja va-ci-a seguía sobre el refri) y na mas me agarre una como leche de nuez que había fría, y chao, a correr por las escaleras, porque aunque ya solo me quedan con tados con menos de los dedos de una mano, los días en esta oficina, la verdad iba tardiiiisimo. Por fin dieron el uno para las dos y yo, recogí todo mi tinglado y medio corrí a juntarme con mi amiga Valentina para... hechar el caldito. En efecto, eso fue lo que comí, un caldo de pollo con arroz y ración extra de guacamole. mmmmmm que rico! Fue el caldo mas largo de mi vida, descontando el tiempo que hice para llegar al restaurante (que esta aquí no mas a la vuelta de la oficina) mas lo que tardaron en servírnoslos, habremos estado una hora cuchareando el mismo plato sopero. No pus si, estuvo re buena la platica manita! Como la comida fue ligera, pus hubo de postre un pay de limón y, se me hace que ese fue el gran gran grandisisimo herror. Como que la inyección de azúcar me dio por el lado menos amable de la vida y me quede como cocainomana en lo mas alto. No siento el corazón que el corazón se me sale, pero si de no ser porque me puse los audifonos y tengo el radio bien alto, me lo escucharía latir. Ya subí y baje como cuatro veces las escaleras sin mayor pretexto, y solo estoy esperando que la chamba termine para ir a correr un rato al parque porque de plano me dio ataque de energía y como que ni concentrarme puedo. Nunca jamas, me había pasado algo así con el azúcar, pero se me hace que esto es na mas un mero efecto de la edad y de lo vieja que de golpe, me estoy haciendo... Es mas, quisiera irme saltando la cuerda hasta mi casa, pero se que si lo hiciera, llegaría sin rodillas hasta haya!