23.4.08

Tequila mañanero

Esta mañana entre mi desmadre de sueño apendejador por el calor, y que na mas no logro acomodarme el pelo después de bañarme...
Salí en chinga de mi casa a medio vestir, obvio sin peinar, y pior aún sin un espejito que me mostrara las mentiras de mi idea de no verme TAN de la chingada, ojo hinchado y camisetachueca!
Ahí voy yo, con la bolsa a medio cerrar, el zapato malmetido y la chamarra escurriéndose por el brazo. Atravesé los dos cruces vertiginosos que me llevan hasta la esquina más favorecedora pa agarrar un taxi, y... 1000 taxis pasaron si, pero todos retacados de pasajeros mucho menos necesitados de llegar a no-se-donde que yo a mi trabajo.
Pero bueno, por fin, cuando ya estaba por ponerme a llorar y dejar que la tormenta de dolor y ansiedad por llegar tarde se apoderara de mi.
¡Zas!
Que el taxi mas jodido, destartalado pero con asiento de copiloto bien colocado, se frena justo frente a mi!
¡Wow!
Mi salvador!
Tons ya me subo, me acomodo con toda mis chingaderas en las piernas, y le explico quesque pa donde ir.
Ya voy yo muy sentadita y acomodada, aplicando la maravillosa lección de tan afamada canción de Mecano en los 80´s "...sombra aquí y sombra allá, maquíllome, maquíllome..." y en eso, que el don chofer decide romper el hielo.
Apaga la música, tan maravillosa balada que sonaba de temas de amores amorosos y que por el retrovisor me busca con la mirada.

Y dice:
-Haber señorita, usted que es mujer y que piensa como mujer, dígame si cree que una mujer puede cambiar cuando no quiere cambiar?-
Y yo, cual abstemia a temas de balada, no tuve más que responderle:
-Uy no joven, a mi no mas no me pregunte eso! je je je-
Y él respondió:
-Ándele güera, no sea malita! No me diga que en el amor, si la mujer, como digo, no está enamorada, pues no va a cambiar, así por él, para nada?-
Y yo, tratando de hacerme pendeja y no reírme, no me quedó mas que responderle:
- Mire, la verdad es que separarse es lo de hoy, y no hay que estar fuera de moda, así que aunque se chingue hartos tequilas la 1er semana, ya pa la 2da verá como vuelve a salir el sol-
Pero el muy colmilludo se volteó y me dijo:
-Usted hace cuanto se separó?-
Jijo de la tiznada, yo por qué tengo que andar neteando con el taxista mañanero mientras me depilo la ceja en el tráfico?
Pero ahí va la tarada a responder, por qué no!
-Nombre, yo ya hace como 3 meses, así que pa este momento, ya le puedo contar de lo bonito que viene después de lo horrible!-
Y que me dice:
-Ya ve, es que usted lo piensa así porque es mujer, pero los varones (si, dijo varones, gran palabra que ya sólo se escucha trepada en un taxi neteando como si fuera cantina en viernes por la madrugada) no lo vemos así. Nooo. Para nosotros si es una cosa de aquí (puño en pecho) de orgullo!-
Y yo, que ya no podía de la risa, tratando de hacerme pendeja... Pues ya no tuve opción más que a decirle una frivolidad!
El pinche tráfico se multiplicaba, por minuto y na mas no se veía pa cuando me iba yo a bajar de semejante viaje de baladita suicida.
Le volvió a prender al casset, y nos fuimos tarariando a Camilo sexto hasta que llegamos a la oficina.
Hoy si creo, que lo mío, lo mío, lo mío, hubiera sido poner un consultorio de terapia de malconsejos.
Viérase la poca paciencia que le tengo a temas que me dan pudor!

4.4.08

Se acabó la cata de sofás!


Está bien, la primavera se dejó venir con todo lo que en años no se había presentado. Los calores andan mas rudos que de costumbre, y pior, después de un invierno tan frío como el que acabamos de vivir.

Además de eso, hasta hoy descubrí que tenía que abrir una llave de paso, pa tener agua fría en la ducha de mi baño, y no quemarme cada vez que me trato de meter a bañar.

Na mas me atrevo a abrir las ventanas cuando estoy en casa, porque todavía tengo el mal viaje de recién llegada a un nuevo depto, y siento que se me van a meter mis amigos los teporochos por las ventanas y que ni modo, les voy a tener que hacer de cenar, mostrarles donde está el baño y prestarles mis toallas y mis juguetes. Y pus no!

La primera noche que por fin pude quedarme a dormir ahí, yo toda confiada de que en soledad uno no necesita ni cerrar puertas ni na de na, y que, teniendo de vecinos de enfrente, a unas oficinas, pues a quien le importa andar en poca ropa... pero que tal mi bienvenida?... Cuando na mas escucho un: -Es una güeraaaa!-

Madreees!

Que me asomo a la ventana, intento enfocar entre la oscuridad y mi ceguera y, Oh sorpresa!
Un par de teporochos, sentados en la sotehuela del edificio de enfrente, mirando el paisaje tropical de un domingo por la noche.

De lo peor!

Yo segura de que estos compis ya estaban a segundos de cruzarse "volando" hasta mi ventana y na mas no me venía ninguna buena idea a la mente. Mi cel. ya no tenía crédito y no conozco a ningún vecino... casi lloro. Pero al final, todo se solucionó dentro de un pesadillezco sueño donde luchaba contra el mal y bla bla bla.

No por favor que pinche miedo dan esas primeras noches en casa nueva.

Digo, es una maravilla la ilusión de organizar, de reacomodarte en lo ya conocido en espacio desconocido... y por que no decirlo, ayuda a olvidar hasta los mas profundos dolores (a ratos).

Las últimas 2 noches, he llegado a media noche y Oh sorpresa! No puedo entrar al edificio porque algún cabrón deja cerrado desde dentro con seguro. Que se los cargue la verga! Y yo, sin poderle tocar el timbre a esas horas a nadie, y teniendo que caer en casa de mi jefe, que pa colmo me regaña porque la verdad es que mis vecinos tienen razón, qué horas son esas de llegar.

Que se lo piquen! Yo trabajo toooodo el día y ya por la noche puedo hacer lo que quiera, o qué, apoco na mas se puede uno desvelar cuando es un huele resistol, como mis vecinos de cuadra?

Mato porque las cajas se abran, se ordenen y se bote lo que se tiene que botar mágicamente. Estoy agotada con este tema y ya na mas quiero dormir y dormir y disfrutar del espacio y reír con los amigos, esos que me dieron soporte este último mes, en queme dediqué a catar sofás prestados!

En fin, una nueva vida, un nuevo cúmulo de esperanzas.
Ahora ya hasta empiezo a extrañar cuando tenía tiempo para el mal humor y las neurosis.