1.4.11

Hasta podría estar hablando de mi perro


Quería decirte que te quería matar.
Quería decirte que te quería escupir.
También quería decirte que te quería ahorcar.

Pero no paraba de llorar, así que no podía mirar por la ventana o concentrarme en nada. Al final, agotada, solo sabía que lo único que realmente quería, era olvidar.
Olvidarte sería un mal intento de tener otra derrota en la vida. Como olvidas así, tan de tajo, un capítulo completo de tu vida?

Cada episodio dura un tiempo diferente, incluso para cumplir años luego hay un día más entre uno y otro, y otros vario, por lo tanto, con un día de menos. Tú, bien a bien no sé cuánto duraste en mi vida. No sé si la duración sólo ha bajado de intensidad y continúas a cuenta gotas aquí, o neta ya fue, ya no pasa nada, ya nunca volverás.

Y la nariz vuelve a tener eso raro que baja hasta la garganta, y se siente un poquito de ahogo. Los ojos se vuelven a enrojecer y las lágrimas se vuelven a dejar caer sin contención alguna.
No, no estoy triste, estoy solo desolada por la falta de esperanza.

Me encanta pensar en lo que no pasa y perder el tiempo en dramas circunstanciales que la verdad, me importan poco y acabo por olvidar antes de tres respiraciones. Pero no puedo negar que aunque verdaderamente nunca me reí, si me moría del revoloteo, cada que aparecías. Esa sorpresa morbosa de frases indescifrables cambió, por mucho, mi seguridad y afinado poco talento en las relaciones de puertas pa'dentro.

- Ya de coger ni hablamos! - decía una amiga en una tarde de café, mientras entre todas reíamos tratando de entender o encontrar un significado singular a las llamadas a la 1 am, solo para saber qué cené.
En ese caso, cuando no sabes que decir y el insomnio te hace entablar una relación con otro, que está lejos pero cerca, es mejor aventarse con todo y atizar con un - Qué traes puesto?- Como bien escupía con capuchino otra de las "señoritas" de aquella mesa.

Entre bromas, interpretaciones de insinuaciones excéntricas y demás proyecciones de historias personales, antojos o fantasías de cada una reflejadas en esta, la expuesta; esa tarde te volviste persona para mí. Habías dejado de ser un personaje de sueños (por los horarios de la comunicación, no por lo bueno que estás, no vaya usted a creer!), para convertirte en una referencia de lo masculino en la vida de quien ya no le apostaba a nada que pasara de unas risas y viento a favor para que la falda se meneara sola una noche fresca.

Es verdad que tu sonrisa siempre se quedó en eso, en una sonrisa de dientes excesivamente parejos, blancos hasta casi tener un destello brillante en la punta, como de comercial de chispa gel, y un pequeño guiño de ojos, un tanto reconfortante para la mirada del interlocutor.

Las pláticas siempre estaban un nivel arriba de la complejidad que en ese momento de emoción irremediable, cualquiera de los dos podíamos entender. Yo me concentraba en ti, en tu todo, en tu torpeza y en tu calidez. Tú te concentrabas en mí, en mis imprecisiones y mi frío.

Aisht!

Te pienso y ya no te quiero matar.
Te pienso y ya no te quiero escupir.
Te pienso y ya ni ganas me quedan de siquiera quererte ahorcar.

Ahora quiero una coincidencia, un momento de esos de metáfora urbana, que se disuelve en un espacio de cuatro paredes, un techo y muchos vecinos.
No es un divorcio lo que tú buscas, no es una separación de bienes lo que a mí me atrae. Esto es solo un intercambio de placeres discretos, no compartido con todos, incluso poco probable de explicar o de entender. No es nada especial, solo es parte de uno, tanto tuyo como mío. No es de los dos. No es a cachitos y no es por eso que te extraño. Porque eso, lo mío, aun lo tengo. No lo he perdido.

Necesitaba olvidarte.
Necesito un buen argumento para alejarte. Pero no eres tan insano, no me haces ni daño. No es por ti que lloro, ni es por ti que me alejé. Solo es  que te uso como pretexto  para olvidar cosas que no quiero terminar, o eventos que he perdido a cachos durante varios capítulos, y que imagino mezclé, para hacer de ti todo un capítulo completo.
Y esto no es tampoco  una forma de pedir perdón, sino de pedir que me regreses todo aquello que dejé olvidado contigo.

Te devuelvo al abandono, me encamino a otra trama que no va para allá.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario