8.7.09

De a litros

En la vida hay cosas que a uno le gustan cabrón.
Digo, también hay un titipuchal de otras que te amargan de mala manera la existencia… Pero la pura verdad ¿Quién quiere andarse fijando en esas?

Safo!

Así que más bien hay que enfocarse en lo que a uno realmente le gusta, le da placer, te hace sonreír, y hasta sentir rico.

Mmmmmmm!

Yo soy una más que confesada adicta al chocolate. Chingarme una barra (o dos, o tres, o más de medio kilo) de ese manjar, me parece de las cosas más sin igual de la vida.

Además de eso, saltar olas mediano-grandes en un mar a temperatura chingona (dísese del mar de mi pueblo), es otra de las cosas que más me pueden hacer sentir bien.
Meter la mano en los costales de lentejas o arroz, al más puro estilo “Ameli”, abriendo y cerrando el puño y dejando escapar entre los dedos las semillas, dejando que estas me den una especie de masaje. Puts! Ni como describir la emoción.

Como casi cualquier ser humano de más de (¡¡¡Ya no sé ni cómo a qué edad se empieza con esos placeres!!!)… la edad que a cada quien le pasa, soy muy fan de los atascones de besos. Si, si, de esos que tienen hasta choque de dientes, mordida de labio y quien quita y hasta babeada chorreante por el cuello. Y que cuando termina, tienes o por lo menos sientes, que todo el borde de la boca está irritado.

Otra de esas cosas que me dan un placer infinito, es el olor a la cáscara de limón, o de casi cualquier cítrico. Mmmmmmmmm! Acidito, fresquecito, mmmmmmm!

Hay de placeres a placeres.

Lavarse los dientes es uno de esos placeres cotidianos que, al igual que cepillarse con tantita fuerza el pelo desde la raíz por las noches, es delicioso. También el aventarse a dormir profundo después de un día de mierda… o por lo menos después de haber tenido varia actividad y que las piernas ya están acabadas.

Comer cuando te estás partiendo de hambre, y el humor ya empieza a correr peligro de desaparecer, es otra de esas sensaciones dignas de ser nombradas.

Pero la neta, una de las que mas, mas, mas, mas, mas, mas cabrón me gustan, es la de hacer pipí. Creo que lo que hace que me despierte de buen humor, es que siempre mi primer actividad es correr a hacer un pis. Uffffffffff! eso si se siente rico, rico.
Qué tal cuando te bebiste más de dos vasos de algo líquido a la hora de comer (y no hablemos expresamente si fue agua de Jamaica), luego, postreaste con un esspreso y por último, te vas a meter al cine… como a media película, la vejiga empieza a incomodar, y ya para cuando salen los créditos, tienes que pararte y caminar “apretadito” o casi, casi de brinquito, para que no se te salga el primer chisguete.
Llegas ya sudando al baño más próximo y ¡hummm! como que hasta se tarda en salir la carga.

Jijos!

Una vez terminada la acción, sientes una relajación como de algo muy cabrón. Es un descanso profundo, que viene de las entrañas y que te hace respirar profundo mientras te terminas de abrochar el pantalón. Después de un evento como ese, ya te pueden incluso dar una mala noticia sin que, siquiera, creas que te puede dar un infarto o algo semejante.

La verdad, he sido estreñida tooooda mi vida. Seguro cuando muy bebé, escuché a alguno de mis padres decir que los pañales costaban una lanota, o algo así, y paf! desde entonces solo visito el baño para placeres “pisicientos”, y suelo evitarme la vergüenza de decirle a quien espera afuera - Aguanta para entrar - y ponerme toda roja. Pero si admito que daría mi reino por ser más constante en ese otro tema.

Creo que gracias a mi estreñimiento, a mi mal gusto para hablar de cosas asquerosas y a la eterna comparación que existe entre el placer de hacer un pis, y el tormento que es esperar por hoooooras para que no salga nada, es que uno de mis temas favoritos, es hablar de caca.

Pero en fin, esta vez nada más quería comentar mi punto sobre los placeres. Sobre todo en el caso del de hacer pipí y tooooodo lo que rodea a este.
Alguien sabe más o menos cuanto pis hacemos por vez?
Siempre siempre, siempre que voy al baño pienso eso. Estoy medio obsesionada con saber de a cómo toca lo que bebes, por lo que sacas. Ya sé, no es en definitiva una duda muy profunda, ni nada sobre un tema que pueda sacar de la pobreza al 3er mundo, o curar el SIDA, pero me vale!
Es una de esas cuestiones que no logro sacarme de la cabeza ni con la edad. Es ya una acción Pabloviana: Meo, pienso en la cantidad ingerida en las últimas horas, y la en ese instante desechada.
Bueno, termino este post porque llevo toda la tarde tomando agua para que se me despegue una espina de nopal que se me clavó a la hora de comida en la garganta… y sólo he conseguido, estarme haciendo pipí, sin que la pinche espina, siquiera se mueva de donde está!

3 comentarios:

  1. jajajaja me ENCANTÓ!!, así, ENCANTÓ, este post!!!!
    creo que a mí también a veces me intrigan las conversaciones escatológicas :D

    y tienes razón, hacer de la pipí es increíble y yo padezco como tú, de estreñimiento :(

    antes, a pesar de eso, me jactaba de que mi estómago era poderoso y si quería hasta piedras comía, ahhh pues alguien me habrá escuchado que ahora parezco peor que bebé, a cada rato enfermándome... es que no he dejado de comer como si fuera hulk de estómago :(


    abrazoS

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  2. no hay nada como comer cuando tienes hambre

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  3. Tu post me hizo recordar que cuando era un moco (entiéndase moco como: niña, já') me encantaba meter las manos en los costales de arroz o frijol o cualquier cosa "semillosa" y apretar un poco en el puño y soltarlas y así por todo el rato que pudiera; y me dieron unas ganas locas de hacerlo de nuevo, es más, ahora que vaya a mi pueblo atacaré el 1er costal semilloso que vea disponible; já'! eso sonó un poco raro.

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